Cantopolítico: Aproximación al objeto social desde el devenir del Mundo Islámico y Árabe

El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, ni participa. No sabe que el costo de la vida, el precio del poroto, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.

domingo, junio 06, 2010

Aproximación al objeto social desde el devenir del Mundo Islámico y Árabe



Quisiera en este párrafo, añadir una reflexión propiamente personal, como descendiente de palestinos. Para mí es muy doloroso, no solamente la injusticia y el holocausto que se ha cometido sobre el pueblo palestino, sino también que sea el propio pueblo judío nuestro verdugo. De niños nos enseñaron que el racismo demencial, la matanza indiscriminada y la crueldad sobre el pueblo judío por el nazismo, era la mayor muestra de inhumanidad de los tiempos modernos. Y así lo sentimos. De alguna manera, la actitud inclaudicable de lucha contra la dictadura pinochetista en Chile, estuvo para muchos de nosotros, desde la izquierda, prefigurada por la lucha en contra del nazi-fascismo, nos sentíamos tan perseguidos y humillados como lo fue el pueblo judío y los pueblos europeos y nombramos al primer movimiento político social de lucha, la resistencia.

Sin embargo después de la Segunda Guerra Mundial, hemos visto, como este pueblo, de arquitectura esquizo-revolucionaria, desterritorializado y en fuga, se convirtió, bajo la dirección política del sionismo en un estado paranoico-fascista de soberanía central, que ha negado de manera permanente la posibilidad de la diversidad palestina y de su constitución como estado. Como lo ha dicho reiteradamente un gran amigo, parafraseando al mayor intelectual palestino, Edward Said, los palestinos de hoy, somos los judíos de ayer.

La misma contradicción que muestra Steiner, es la que realmente sentimos muchos no judíos y especialmente los palestinos de izquierda.

A continuación, las terribles y tristísimas palabras del filósofo:

Hoy viene a añadirse algo nuevo a este problema: la relación del judío-huésped en la Diáspora con respecto al sionismo imperante en el país de Israel. Aquí, yo me encuentro en un suelo martirizador. Israel es un absoluto milagro, un sueño llevado a la realidad de forma casi mágica, desde el mismo infierno. Hoy día es el único lugar seguro de refugio para los judíos, si de nuevo surgiese la catástrofe en cualquier lugar del mundo. ¡Y surgirá otra vez, eso es seguro! Es posible que Israel albergue un buen día a mis hijos y nietos. ¿Qué judío tiene derecho a albergar dudas frente al sionismo, incluso tristeza? Y sin embargo: a lo largo de más de dos mil años de persecución, de matanzas, del gueto y del escarnio, el judío no era capaz de humillar a otro ser humano, cuanto menos de torturarlo. En mi opinión, no había una mayor distinción, una aristocracia más orgullosa, que la de pertenecer al pueblo que no ha torturado. Casi desde mi niñez estaba yo orgulloso de ello, sentía una tal arrogancia: yo pertenezco a la raza más alta de todas, porque nosotros no torturamos. Nosotros somos los únicos. Nosotros no teníamos el poder para hacerlo. ¡Aleluya! (...) El que tortura –aunque sólo sea para sobrevivir- es algo mucho más bajo que un ser humano. Esto es para mí, y lo será siempre, un imperativo categórico.

Precisamente para sobrevivir en un entorno fanáticamente hostil, colmado de odio, tiene Israel, ahora también, que torturar y humillar a muchos vecinos, humillarlos de manera terrible. Tiene que hacerlo. ¿Es demasiado alto este precio? ¿Ha arrebatado Israel al pueblo judío sus ‘lettres de noblesse’ metafísico-morales, sus títulos de nobleza? Plantear aquí esta cuestión, y además en lengua alemana, es, probablemente, una insolencia trágica: lo sé. Que Spinoza me preste ayuda”[1].

Frente a este complejo modelo de intervención global, el Islam y el mundo árabe ha mostrado un accionar de redes y flujos. El accionar de Al Qaeda no sólo es explicable desde la conceptualización rizomática o de desterritorialización conforme la cual transforma su naturaleza al conectarse con otra, sino también desde la tradición del lenguaje político islámico.

“El uso de izquierda y derecha, ahora adoptado universalmente (...) fue una alusión histórica que deriva de la disposición de los asientos en la Asamblea nacional francesa después de la Revolución[2].

Entender izquierda y derecha es entender y construir un arriba/abajo, una estructura propiamente cuadrada. El mundo islámico para referirse al poder político, a la organización del estado elabora los temas básicos dentro y fuera, cerca y lejos.

“En la mayoría de las cortes musulmanas había chambelanes que custodiaban los lugares de acceso al gobernante. (...) La sociedad musulmana rechaza, en principio siempre, y en la práctica a menudo, al menos hasta cierto punto, la jerarquía y los privilegios, una sociedad en la que el poder y la categoría dependen fundamentalmente de la cercanía al gobernante y del disfrute de su favor.

(...) El movimiento hacia adentro puede estar rodeado de dificultades y ser obstruido por los chambelanes y otras barreras, pero es incomparablemente más fácil que el movimiento hacia arriba a través de las bien definidas capas de una sociedad estratificada.

En esto, como en muchas otras cosas, el lenguaje político musulmán refleja el ideal de movilidad social”[3].

De esta manera, el Islam, al igual que el capital, también construye una estructura, sin embargo, al ser una estructura circular, remite más al continuo que al discontinuo sistema de estratos, es en rigor una línea infinita.

A su vez, construir estructura circular, significa establecer una equidistancia entre el poder central y lo social, igual para todos los individuos y agrupaciones. Cada agente tiene una misma distancia con respecto al poder central.

El sistema estructurado en estratos, entre otras cosas, construye una pirámide social, en que las agrupaciones o agentes más cercanos al poder, son minoritarios y en la base de la pirámide, alejados enormemente del poder, accionan los mayoritarios, los marginados y entre ellos los refractarios. Al mismo tiempo, cada estrato está amurallado, convirtiéndose en una especie de casta, de ahí la ilusión liberal y socialdemócrata de que la educación es una herramienta de movilidad social, o de salto cualitativo de estrato a estrato. Cuestión ampliamente refutada por los estudios empíricos de la sociología de la educación desde la década de los ‘60 y las construcciones teóricas e investigaciones de la sociología bourdiana.

En plano exterior de la política islámica y de la comprensión política occidental, es explicable entonces la incomprensión del proceso revolucionario Iraní, por parte de los analistas liberaldemocráticos y socialdemocráticos occidentales.

En un programa de la televisión chilena, frente a una pregunta del periodista a un analista de política internacional[4], sobre porqué habría ganado la ortodoxia islámica y no el reformismo, cuando todos los datos al respecto indicaban lo contrario, un primer intento explicativo fue el del fraude electoral.

En realidad, lo que pasó en Irán en una elección con a lo menos tres candidatos fuertes, fue que los ciudadanos eligieron a aquél que les prometió o les dio una seguridad relativa de mayor acceso/cercanía al gobernante y una identidad propiamente islámica frente a la agresión del capital financiero. Una muestra de esto último, es que el Presidente Iraní Mahmud Ahmadineyad del partido Abadgaran, nombró ministros de estado a una mayoría sin experiencia política, es decir más cercanos a la población que a la clase política, ya sea del llamado conservadurismo, o del reformismo que había gobernado durante los últimos ocho años. Y como muestra de la mecánica capital estado-resistencia islámica, hoy, al escribir este ensayo, y meses después del triunfo de Ahmadineyad, el presidente republicano de los Estados Unidos, George Bush ha dado claras señales, en discursos públicos, de realizar futuras operaciones militares contra Irán.

La dicotomía reforma/revolución, conservadurismo/liberalismo en el Islam es una representación occidental estructurante propiamente paranoica, que no explica nada. Para explicar los procesos internos del Islam, es necesario ocupar el lenguaje político del Islam o lo que es lo mismo, el conocimiento islámico del Islam.

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[1] Steiner, George. Artículo: “Todos somos huéspedes de la vida”. Discurso de agradecimiento con motivo de la concesión del Premio Börne. Extraído del Boletín del GOETHE INSTITUT “KULTURCHRONIK Nº 4. 2003 (año 21).

[2] Bernard Lewis. El lenguaje político del Islam. Editorial Taurus. 1990.

[3] Ibíd. 12

[4] Conversación entre el periodista Fernando Paulsen y el analista internacional Raúl Sohr, en el noticiero ‘Última Mirada’ de Chilevisión.

2 comentarios:

Aerdnaalimac dijo...

para entender a un musulmán o islamita es necesario instruirse del Corán de manera integra y en su idioma original. Desde nuestra mentalidad mas occidental es imposible hacerlo y mientras no nos pongamos en el lugar del otro, la visión de la sociedad hacia estos individuos como "terroristas" se seguirá acentuando si no se educa sobre tolerancia, racismo, diferencias, etc. Nuestro afán de uniformalo todo lamentablemente matan estas ricas diferencias que existen sabiamente en el mundo para aprender a soportarnos mejor. Lástima que nuestros gobernantes no lo entiendan

Aerdnaalimac dijo...

para entender a un musulmán o islamita es necesario instruirse del Corán de manera integra y en su idioma original. Desde nuestra mentalidad mas occidental es imposible hacerlo y mientras no nos pongamos en el lugar del otro, la visión de la sociedad hacia estos individuos como "terroristas" se seguirá acentuando si no se educa sobre tolerancia, racismo, diferencias, etc. Nuestro afán de uniformalo todo lamentablemente matan estas ricas diferencias que existen sabiamente en el mundo para aprender a soportarnos mejor. Lástima que nuestros gobernantes no lo entiendan